Por Mary Bannister, Miembro del Servicio FoodCorps
Cuando entro en el aula de quinto grado de la escuela primaria PS 294, hojeo un bolante pegado a la puerta del salón, el cual describe los objetivos de aprendizaje de la clase. ¿Estan aprendiendo sobre escritura persuasiva? Dividiendo decimales? Sí. También están «indagando sobre la naturaleza del yo» y examinando (su) «orientación de acuerdo al lugar y el tiempo». Los conceptos de Matemáticas y Literatura están integrados en unidades temáticas que abarcan todo, desde «cómo funciona el mundo» hasta «cómo compartir el planeta». Como Miembro del Servicio FoodCorps en la escuela PS 294, parte de mi función este año escolar es conectar mis lecciones sobre la comida y el medio ambiente con el esfuerzo más nuevo de la escuela: el currículo de Bachillerato Internacional (IB).
El IB es un enfoque educativo adoptado por escuelas alrededor del mundo, y hace un año, la escuela PS 294 comenzó el proceso de convertirse en la primera escuela primaria con el IB en el Bronx. Los maestros de la escuela PS 294 asisten a capacitaciones periódicas y los estudiantes aprenden a adoptar los «atributos del perfil del alumno» del IB, convirtiéndose así en investigadores más abiertos y atentos. El plan de estudios del IB enfatiza el descubrimiento práctico, la mentalidad internacional y la interconexión. Y hay muchas conexiones que surgen naturalmente entre este plan de estudios y la educación alimentaria y ambiental que propone Acción Comunitaria de Alimentación y FoodCorps.
En mis clases semanales de cocina en el aula y en las reuniones del club de jardinería con los estudiantes, incorporo el IB en mi planificación de lecciones. En el otoño, el colegio se sumergió en la unidad del IB «cómo funciona el mundo», que enseña a los estudiantes a pensar en cómo las acciones de cada persona afectan a los demás y al medio ambiente. Mis lecciones de FoodCorps se centraron en aprender cómo crece la comida, lo que ayudó a los estudiantes a reconocer su relación con, y confianza en, el mundo natural. Como me recordó con entusiasmo un estudiante de segundo grado, «¡sin plantas no tendríamos palomitas de maíz!»
Durante la unidad del IB «donde estamos de acuerdo al tiempo y lugar», el tema de mis lecciones fue las similitudes y diferencias en lo que la gente come en todo el mundo. En “Salsa verde alrededor del mundo”, los estudiantes exploraron recetas para salsas verdes, desde curry verde tailandés hasta chermoula del norte de África. Los pequeños se sorprendieron al descubrir que, aunque las salsas verdes provienen de diferentes partes del mundo, cada una está hecha de los mismos componentes básicos. Luego, prepararon y probaron el sofrito, una salsa verde familiar para muchos de ellos. La unidad «dónde estamos de acuerdo al tiempo y lugar» culminó con una celebración del Año Nuevo Lunar en el espíritu de consciencia intercultural, donde los estudiantes mostraron lo que habían estado aprendiendo en sus clases de arte, música y teatro. Mis alumnos mostraron sus habilidades culinarias preparando Tteokguk (떡국), una sopa que se disfruta tradicionalmente en Corea para el Año Nuevo Lunar.
¡Es alentador encontrarme en una escuela que tiene como objetivo crear una cultura de aprendizaje cada vez más fuerte y encontrar todas las formas en que la educación alimentaria puede reforzar este esfuerzo!