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Las maestras de la Escuela Comunitaria de Claremont se agrupan para improvisar un aderezo durante las mini sesiones de Desarrollo Profesional sobre la Comida en las Escuelas liderado por Community Food Action.

Mil doscientas son más o menos la cantidad de horas que los niños pasan en la escuela en un año. Eso es casi una cuarta parte del total anual de sus horas diurnas; si lo visualizaran en un gráfico torta. Y este número no toma en cuenta el tiempo empleado en sesiones de después de la escuela o de temprano por la mañana, el cual es usado en intervenciones de remediación, recreación y/o enriquecimiento, que son bastantemente comunes en las instituciones educativas. Les mostré este número al grupo de maestras que asistieron a nuestro Mini Curso de Desarrollo Profesional sobre la Comida en las Escuelas en nuestra escuela asociada, PS 42, y quedaron impresionadas. ¡Mil doscientas horas es MUCHO tiempo! No es por nada que a menudo llamamos a las escuelas nuestras «segundas casas». Y es por eso que los maestros se convierten en la segunda más importante influencia en nuestras vidas después de nuestra familia. Le pedí a los maestros que reflexionaran por unos minutos en esta observación. ¿Cómo les hace sentir? ¿Ser tan influyentes?

Las maestras reflexionan sobre cómo practicar la creación de una comunidad escolar saludable.

Los maestros reconocen su poder. Según lo compartido por la mayoría durante nuestras sesiones de PD, se regocijan cuando sus antiguos alumnos visitan para compartir éxitos y desafíos, y para hacerles saber cuánta diferencia han hecho en sus vidas. Pero con la influencia viene la responsabilidad.

En un ejercicio visionario, las maestras se juntaron para “soñar” la cafetería escolar ideal para su escuela y estudiantes.

A través de nuestra asociación con escuelas públicas y FoodCorps, Community Food Action pretende crear valor por la educación alimentaria y la nutrición en las instituciones públicas educativas, así como también aumentar la conciencia sobre la falta de acceso a alimentos saludables y frescos como un tema legítimo de justicia alimentaria y social. Desde nuestro punto de vista, las escuelas son una plataforma fundamental desde donde se puede forjar el cambio, y toda la comunidad escolar, desde el personal administrativo y docente, los padres y los estudiantes, hasta los para profesionales y ayudantes escolares, deben acercarse y unirse para imaginar y trabajar por un vivir con mejor salud; y exigir y luchar por mejores escuelas, barrios y medios de vida. Nadie dijo que era fácil, pero no es imposible, y los maestros, especialmente, desempeñan un papel crucial como los influenciadores más importantes en la comunidad escolar. Necesitan, sin embargo, TODO el apoyo que puedan obtener.

Con estas tres sesiones de DP sobre la comida en la escuela, hicimos que los maestros improvisaran un aderezo desde cero y reflexionaran sobre las lecciones aprendidas a través de la experimentación y el «hacer» juntos. Les pedimos que reflexionaran sobre la idea de la salud y el bienestar en las escuelas, y lo que cada una significaba para ellos personal y profesionalmente, como modelos a seguir que son para sus estudiantes. Finalmente, los hicimos imaginar, dibujar y conversar sobre el entorno ideal de la cafetería, así como hablar sobre el poderoso efecto y la importancia que puede tener una hora de almuerzo escolar positiva en los tiempos de aprendizaje de sus estudiantes. Por lo tanto, sentamos las bases para oportunidades futuras para continuar creando valor, comprensión, amor y fortaleza por el trabajo de justicia alimentaria desde el interior de las escuelas y hacia el mundo que queremos construir.

Por Maria Caicedo